DÍAS DE LLUVIA Y FRÍO.
Hoy he visto caer las gotas de lluvia
con su monótono sonido
golpeando en mi mente,
como si fuesen un martillo.
Las canales de mi casa
lloran todas al unísono
y yo contemplo los campos
grises, melancólico, mustios...
La lluvia caía impasible
sobre los campos de trigo,
sobre la rosa encarnada
que cuelga de un rosal
al lado de mi ventana,
sobre la flor del tomillo
que con el agua se empapa
e inclina su cerviz
con sumisión descarada.
La lluvia caía surcando las caras,
de los viejos hortelanos
que están en las extensas besanas
el cereal aricando.
La lluvia surca sus caras
morenas y arrugadas
y ellos miran hacia el cielo
y una tregua reclaman.
La lluvia y el viento frío
son tan buenos compañeros
que no dejan un resquicio
dónde no dejen su sello.
La lluvia y el viento frío, nada,
nada dejan seco.
Lluvia y viento, agua y frío
sobre campos de Castilla,
sobre cebadas y trigos,
sobre las extensas dehesas
y los bosques tan umbríos,
sobre las inhiestas retamas,
sobre las jaras con brillo,
sobre morados cantuesos
y los muy erectos pinos.
Corre la lluvia en los campos,
por esos surcos hendidos,
surcos que trazó el arado
cuando sembraron los trigos,
Los prados están encharcados,
más que alfombras de verdor
hoy son ríos, ríos, ríos.
Días de lluvia y vientos
sobre los páramos fríos,
en las tierras de Castilla,
llueve y juega el viento frío.
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