... AÚN NO
ME HE IDO.
No me digas adiós,
que aún no me he ido.
Soy yo, como el aire sutil y frío.
Soy tan etéreo, tan tenue
soy
que puedo estar junto a ti
y tú mirarme sin verme a mí.
Sin poder verme, verme tú a mí.
Soy ese rayo que el cielo
corta,
soy yo esa luz que él refleja,
él es tan rápido que nunca
deja,
nunca deja la menor huella
de tras de sí.
Soy el trueno de la
tormenta
que después del rayo él se
presenta,
no se le ve, pero está cerca.
No me digas adiós
que aún no me he ido,
tan solo me aleje de ti
para el olvido.
Para que fueses, para
que
fueses tú muy feliz.
La noche cayó sobre
nosotros,
cayó la tarde.
La tarde gris
de una primavera que aún espera
que un día cercano
regrese a ti.
Una primavera que llega
tarde
que se demora,
que está un tiempo y después
se aleja
y no se acuerda jamás de ti.
Tú la llamaste, tú la
dijiste
que se acercase, que ella
viniese.
Yo la buscaba, mas no la vi.
Aunque tú creas que yo me he
ido,
que me alejado mucho de ti.
Mirando al frente, quizás tú
puedas,
tú puedas verme, como te
veo,
te veo yo a ti.
Quizás tú puedas, puedas
hablarme
yo estaré siempre, cerca de ti.
Si miras, miras al frente
yo estaré siempre,
siempre ahí.
No me arrepiento de haberme
ido,
yo no lamento el alejarme lejos
de ti.
Soy, como el viento quiero ser
libre,
sí; hoy soy más libre, mucho más
libre
y más feliz.
Si tú quisieras, quisieras
verme,
solo tendrías que mirar al
frente.
Ten por seguro, que estoy ahí.
No llores, no tengas penas,
no te desesperes porque me
fui,
estaba cansado de estar
sentado,
mirando siempre, siempre hacia ti.
Amor mío, no, no sufras tú,
no sufras tú jamás por mí.
Aunque este lejos, lejos muy
lejos
yo te quiero y te querré tan
solo
y siempre, siempre a ti.
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