...ENCONTRARTE.
Te busqué en los páramos fríos
en vastas y llanas mesetas
en las más altas montañas, ´
donde dicen que nacen los ríos
debajo de las grandes
peñas.
Te busqué donde el ciervo berrea,
el águila silba y palomas zurean.
Te busque en los días en que sus
horas
tienen muchas luces y sombras
y en las noches en que el
silencio es rey
y la luna se convierte en reina.
Te busqué sentada en el parque,
o apoyada en una farola.
Te busqué contemplando el río
asomada en
el pretil del puente,
contemplando del agua sus ondas.
Te busqué por aquellos caminos,
que siempre algún sitio nos
llevan
y por aquellos estrechos senderos
que carentes del cierto destino
siempre van perdidos
hendiendo tundras y desiertos.
Te busqué, te busqué
y jamás te encontré,
por ahora.
Por las noches paseo las calles
de nuestra triste ciudad
alumbrado por lánguidas farolas.
y pregunto a los perros y
gatos
noctívagos
esos, que están de pernocta.
En la aurora me subo
al primer rayo de luz
que detrás de la sierra se asoma
y recorro el mundo en él
cabalgando
buscándote en lo más
recóndito
de las impenetrables sombras.
Te busqué en el más denso
silencio,
pero en él es difícil
encontrarte,
te busqué en la bulla y el
jolgorio,
pero de allí, hace tiempo
marchaste.
Te busqué, te busqué y no te
encontré,
pues tú, nunca, quisiste hallarme.
Eres árida arena del desierto,
tempano de hielo y nieve,
flexible mimbre de la ribera,
dura gema del desierto,
roca dura de cantera,
silente sierpe que repta,
eres noche y eres día,
eres luz y eres tiniebla.
Eres la maldad que
permanece dormida
y la bondad que camina.
Eres la guerra y la paz.
Eres lo que tanto se añora
y que tanto se desea.
Que se desea encontrar
y cuando uno te encuentra
para siempre perderá
su paz y su bienestar
y vagara para siempre
errante por esta Tierra.
Quizás yo a ti te encontré
y tal vez o quizás no quise verte
o tal vez yo no te viera; (No lo sé)
Quizás no te quisiese encontrar,
y yo; te busqué sin más.
No
es preciso que me quieras.
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