13 may 2016

LAS HORAS DEL...

... LABRADOR. 
La noche se desvanece
entre las brumas del alba,
de un mañana de junio
cuando las alondras cantan.

En las entrañas del día
las horas pasan y pasan,
los minutos son hoy horas,
los días son hoy semanas,
las semanas son hoy meses
y meses años. Años son;
que nunca pasan.

En las entrañas del día
las horas se dilataban.

Unas aves vuelan al sur,
otras, 
en el barbecho criaban.

En él crían sus polluelos
y los enseñan a volar 
para
que nunca se pierdan 
cuando tengan que emigrar.

Una alondra cantaba 
posaba en una retama.
Está cantado al trigo 
mientras sus espigas granan.

Al sembrado lo contemplan
las alondras y el labrador
que en él tiene su esperanza
para una vida mejor.

Que dura es la labor 
del campo y del sembrador
y que pocas esperanzas
tiene él en su labor. 
Cuando el trigo está en flor,
quizás le falte el agua o el sol, 
cuando, no llueve y se seca, 
cuando el cereal no grana,
cuando llueve y se anega, 
cuando está seco y espera 
la hoz del segador
una tormenta hechicera
lo arrebata y lo acuesta
y todo su sudor queda
en el surco, en el barro,
en la tierra...

No siempre llega a la era 
el sudor del labrador 
vacía quedan las paneras,
y vanos, los sueños que él soñó.

Que larga es la labor 
desde que se rotura la tierra 
hasta que encierra el grano 
en las vacías paneras,
pues el invierno es largo,
y sus horas son perpetuas.

Los días del labrador 
tiene las horas muy largas. 
Mira al cielo, mira al sol, 
mira las nubes que pasan,
a las noches negras y largas,
a las tormentas tan bravas
a las heladas que arrasan,
a la lluvia y al calor.  

Mira a su trigo que grana,
y sueña que este año 
su cosecha será buena.
será generosa y plena.
Será una gran cosecha, 
y él será todo un señor, 
del invierno y la labor.

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