Sentado en un banco del camino,
que lleva de la tarde a la noche del destino.
Esa noche que no tiene un mañana,
que ya nada esconde que todo lo muestra
claramente y sin desgana.
Sentado yo contemplo las horas ya pasadas,
los días ya vividos, los años que cumplimos,
los recuerdos que hemos olvidados.
Recuerdo que de nuevo queremos recordarlos
y el paso del destino que no tiene retorno,
que nos lleva directamente a nuestro sitio.
Sentado contemplo las marcas del sendero,
que lleva este camino, que no tiene regreso
en el que nada importa lo feliz que hemos sido
o las penas pasadas ni todas las miserias
con las que hemos vivido.
Sentado en este banco yo contemplo
el caminar lento de los tiempos,
la gente que pasa y me saluda,
la gente que camina con su cabeza baja
y disimula,
no queriendo enfrentarse con la Parca
y caminan lentamente y con pereza
pretendiendo demorar la remembranzas
que son parte importante del camino.
Estoy en el banco sentado esperando
a que tú vengas.
Mas, parece que tú te has olvidado
que un día hicimos la promesa
de caminar siempre juntos de la mano
en busca de aventuras, en busca de fortuna,
en busca de la muerte o de la vida.
Recuerda que nos dijimos;
.- Si estamos juntos nada importa.
No sé el tiempo que me queda
pero si lees esto tú recuerda
que seguiré sentado esperando
en el banco del camino y la vereda
que lleva a la noche sin retorno,
que nos lleva al último destino
ese que le sobra la paciencia
y siempre nos espera, nos espera.
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