... DE
AMARTE.
Prometí amarte yo
y te he olvidado.
Prometí venerarte
y nunca te he amado.
Prometí estar siempre,
siempre a tu lado,
y hoy de ti yo me encuentro
lejos y casi,
yo de ti me he olvidado.
Tú llegaste a mí una tarde
de invierno
de hace ya algunos años.
El cielo estaba gris
y en las fuentes habían
colgados los carámbanos.
No había en la plaza
ni quioscos abiertos,
ni en los veladores
las tertulias de antaño,
ni había niños jugando,
solo dos gorriones
por el suelo picando
y una paloma vieja
comiendo de tu mano.
Te miré y seguí
yo, seguí caminando.
Y en ti no me fije, no,
no te hice ningún caso.
Pero tú me llamaste
y preguntaste por algo
y yo te acompañe,
el camino era largo.
Y pasaron los días
y seguiste a mi lado.
Pero días después
de algún tiempo pasado,
descubrí que lo tuyo
era todo un engaño.
Ahora estoy lejos de ti
soy un velero sin mástil
en un islote varado.
Mis amigos son el mar
la torre de un viejo faro,
la espuma de las olas
en los acantilados
y la estela que dejan
tras de sí esos barcos
que surcan anchos mares
que gobiernan corsarios
que no tienen el lastre
que a nada los amarre.
Hoy, casi he conseguido
olvidarte, olvidarte,
aunque como te he dicho
yo jamás fui, fui capaz
yo de amarte.
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