...MANOS
Contemplo el
horizonte
desde la
ventana de mi aposento.
¡Llueve!, y el
espacio ante mí
se abre vacío y
desangelado.
El silencio se
escucha en él,
el silencio que
hoy es su canto,
el silencio lo
rompe la lluvia
con su triste
canto.
¡Llueve! En el
vasto campo,
junto a un
cardo seco
que se está
mojando
veo una alondra
vieja
que está
silenciosa,
que hoy no está
cantando.
¡Llueve! y está
triste la alondra,
como lo está el
campo.
En el campo hoy
se ven solo charcos
del agua de lluvia
que lo está lavando.
¡Llueve! Y el
campo está solo,
inerte,
callado,
está hoy vació
tan solo en él se escucha
el cantar la
lluvia con su canto opaco.
Lo veo vació,
(el espacio)
como están mis
manos,
escucho el
silencio,
que lo está
ocupando.
Yo estoy
callado,
yo estoy
vació,
yo estoy
triste,
estoy muy
apenado.
Desde que te
fuistes,
estoy
desolado,
como lo está el
campo.
Hoy todo lo veo
pequeño,
yo que soy un
grano.
Un humilde
grano de mostaza
en un vasto
campo.
El horizonte
que veo tras los ventanales
que tiene mi
cuarto,
es un fiel
reflejo de mí y de mi animó.
Mis manos, mi
corazón, mi alma hoy;
están tan vacíos,
como lo está el campo.
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