... LA LLUVIA EN EL INVIERNO.
¡Llueve!
Llueve sobre la
ciudad,
las calles
vacías,
los parques muy
solos
sin la
algarabía
de niños
jugando,
de hojas
caídas,
de aves que
vuelan,
que trinan, que
pian,
de hierba
segada,
olor que embriaga
de suave
brisa
que la transportaba.
La tarde que acaba.
¡Llueve!
Sobre los campos tristes,
reciben la lluvia co risa callada.
La lluvia que
cae sobre tierra fría,
sobre arboledas
de hojas ya limpias,
sus troncos y
ramas desnudas
parecen
fantasmas
en la tenue
penumbra de la tarde
que ya se marchaba.
¿Llueve!
Y los gorriones
ahora se cobijan
bajo los aleros
de las grandes fincas,
y buscan las
migas de las barbacoas,
de las
cocinillas, bocados de pan
que están
escondidos por esas esquinas.
En el limonero
del jardín ajeno
que hay en una
esquina,
he visto a un
jilguero
que se protegía
del fuerte aguacero
debajo de una
hoja
muy verde y muy
tersa de aquel limonero
que tras de la
verja se asoma a la calle
donde tú paseas
y él no es ajeno.
¡Llueve!
Y me desespero
al ver la calle muy sola
solo recorrida
por el aguacero,
no te veo
venir y es, que está lloviendo.
¡Llueve!
La tarde es
sombría se vierten los cielos,
las calles
mojadas, la gente corriendo,
se vacían los
cielos del agua divina
en los
aguaceros.
Y es que está
lloviendo.
Hoy las gentes
ya no se saludan,
si no es con un
gesto,(caminan corriendo)
hoy no hay en
el parque los niños jugando,
ni perros
corriendo y obedeciendo
la voz de su amo.
Solo, solo la
lluvia cayendo y corriendo
hacia los
albañales del negro subsuelo.
¡Llueve!
Y me desespero
mientras que te espero
y es que está
lloviendo.
La melancolía
de la lluvia fría
que está
cayendo invade mi mente,
mi animo, mi cuerpo...
¡Llueve!
Y esta, tu
obligada ausencia
me llena de
melancolía
y obnubila mi
mente y mis sueños.
Y es que está
lloviendo y me desespero.
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