... MAS TÚ QUIZÁS NUNCA VUELVAS.
Hoy ha retornado el verano,
aquel que un día se fue
por el sendero escondido
para más tarde volver.
El verano, de nuevo ha vuelto
ha vuelto a recorrer los caminos,
esos caminos andados
por los que un día los tres fuimos
buscábamos nuestro destino.
Destino;
que solo alguno encontramos
que solo alguno encontramos
y que algunos lo perdimos.
Hoy, los caminos son los mismos,
pero todo es muy distinto.
Los caminos están muy tristes,
esos senderos perdidos
entre montes y cortijos,
entre valles y barrancos
cubiertos por los quejigos,
por las zarzas y los espinos.
por las zarzas y los espinos.
Senderos por los que
muchos días fuimos,
y otros tantos nos volvimos.
Los senderos son los mismos,
con sus cambrones de espinos,
con sus pinos que dan sombras,
con sus almendros heridos,
con sus olivos sedientos
con el polvo del camino
cabalgando en sus hojas.
Los caminos son los mismos,
pero otros son los sentimientos
que caminan hoy conmigo.
El verano una vez más,
ha regresado,
pero esta vez tú con él,
tú con él no has llegado.
La noche cae suavemente
sobre la rada tranquila
y una luna retraída
se baña en sus aguas claras.
La luna no lleva enaguas,
ni lleva bata de cola,
cubre su cuerpo de plata
con algas y caracolas,
con estrellas de la mar
y arenas de coral
y la luz de un gran fanal
que alumbra en la costa.
que alumbra en la costa.
La luz de una farola
que desde la atalaya alumbra
que desde la atalaya alumbra
ilumina a la luna solitaria
que se baña muy a solas
en este mar de la calma.
que se baña muy a solas
en este mar de la calma.
Una palmera altanera
que se recrea en la brisa
que de Poniente le llega,
respira y se deleita
con aromas de otras tierras,
con aromas de otras tierras,
tierras lejanas e ignotas
de las que oyó hablar
a las enormes ballenas
que lejos ve resoplar.
El verano ha retornado,
mas tú con él no has llegado
y quizás nunca más vuelvas
aunque yo siga esperando.
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