13 jun 2017

LA MÚSICA TRISTE DEL ACORDEÓN

EL VIEJO MALECÓN.
En el malecón del puerto
donde alumbra un viejo farol 
que refleja su luz amarillenta 
en la mar que es novia del malecón. 
A lo lejos se escucha la música 
del triste lamento de un acordeón.

En las noches quietas en sus grandes rocas
duermen gaviotas esperando al sol.

La noche es tranquila, serena, muy quieta 
la música lejana del acordeón 
suena con desgana desgarrando las notas 
de una canción muy triste de amor.

Las parejas pasean del brazo 
por el solitario paseo de el malecón. 
Mientras el mar lo besa una vez y otra 
con mucha ternura, pasión y ardor.
Los jóvenes se abrazan se besa en la boca 
y con mucho mimo acarician los pétalos 
de una linda flor.

En el malecón al que el mar se lanza 
una vez y otra con tanto ardor 
duermen muy inquietas blancas gaviotas
posadas en sus grandes rocas 
esperando al sol.

Gaviotas que vienen de puertos lejanos 
siguiendo los barcos que vieron un día zarpar 
diciendo adiós a lejanos puertos
y a viejos faroles de otros malecones, 
de un lejano mar.
Miran hacia el mar con esa mirada 
del que tanto añora lo que dejo atrás.

El viejo farol del malecón sigue reflejando 
su luz amarillenta, su tibio calor 
en un mar tranquilo que una vez y otra 
besa el rostro pétreo de su duro amor.

La gaviota triste levanto su vuelo 
cruzo el resplandor de la luz del cielo 
y, del viejo farol.
El quedó muy solo en su malecón. 
Los enamorados también se marcharon 
con la luz del sol.  
A lo lejos se escucha la música del acordeón 
que llora las notas muy tristes, muy tristes,
de una canción de un desamor.

El mar una vez y otra se abraza 
al duro e impasible viejo malecón.
Amor imposible, no hay pasión, 

no hay chispa, ni tampoco ardor.

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