...SE MUESTRA.
Hoy,
como otros muchos sábados
he
subido al monte caminando.
Pero
hoy era distinto,
hoy,
el sol caminaba a nuestro lado,
una
brisa suave del sureste
daba,
nuestros mismos pasos,
y
mantenía templado el ambiente.
Ya,
mimbres y sauces nos muestran
sus
brotes y sus flores,
ya
despiertan del sueño del invierno,
y
muestran ufanos sus colores.
El
sendero está perfecto y sobrio,
seco
y sin barro y sin polvo,
los
arroyos y regatos
las
fuentes con sus caños
todos
alegres entonan su
canción
de primavera.
Era
temprano al rayar el día
y
entre la maleza hay algarabía,
mirlos,
ruiseñores, jilgueros,
petirrojos,
pinzones, arrendajos,
urracas,
zorzales, pardillos,
todos
ellos cantan nerviosos
y
muy activos.
Cantores
ufanos y altaneros
se
muestran con mucho atractivo
frenéticos
y dinámicos
buscan
sus parejas,
mientras
que se afanan
en
tejer sus nidos.
En
las más altas montañas
aún
la nieve permanece.
Nieve
que surte de agua
a
los arroyos y las fuentes.
Haciendo
un alto en el camino
miramos
a la ciudad
que
parece despertar de un sueño
muy
bien dormido,
y
el sol su gran amor matinal
realza
su atractivo.
Se
refleja en sus cristales
y le
da belleza, prestancia
y brillo
a raudales
con
una gran delicadeza
y
con mucho cariño.
Los
pinos y las mimosas
sueltan
su polvo amarillo
que
en el camino se posa
en
silencio con sigilo.
Los
narcisos se esparraman
al
borde de los caminos
y
alegran con su belleza
y
su gracia
a
los que al monte subimos.
Es
la primavera que llama,
es
la primavera que avisa
que
está cercana y que llega.
La
primavera que todo cambia
y
renueva,
que
trae con ella vida y
también
la savia renueva.
La
primavera que es la alegría
que
tanto, tanto se espera.
La
primavera llama a la puerta
y
ella se nos muestra,
en
las aves silvestre,
en
las flores que los prados llenan,
en
los campos que el verde recobra,
y
en la frondosa floresta.
He
subido de nuevo al monte
y
aunque es invierno
la
primavera ya se muestra.
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