EN LA DISTANCIA

DORMÍA, QUIZÁS SOÑABA.

Dormía, quizás soñaba, 

alguien en mi ventana 

tenuemente, llamaba. 

Golpes suaves en ella daban.

Una vez y otra vez alguien intentaba, 

entrar por ella a mi morada.

Dormía, quizás soñaba 

y esos ruidos me inquietaban.

Abrí los ojos en la penumbra, 

no veía nada, solo escuchaba, 

como llamaban, 

con intentaban entrar, 

en mi morada.

Me levanté yo no vi nada,

cerré los ojos y escuché.

Era la lluvia la que llamaba 

con sus gotas en mi ventana. 

Era el viento quien lo intentaba 

de mil maneras entrar en casa.

Cerré los ojos, volví a mi cama, 

e intenté dormir de nuevo, 

soñar mi sueño, como si nada.

Pero la lluvia, una y mil veces 

me despertaba.

El viento frío se lamentaba

por no poder entrar en casa.

Quizás dormía, quizás soñaba,

pero la lluvia tenaz estaba.

Era otoño, era nostalgia,

era melancolía al recordarla.

Eran recuerdos de un verano 

que lejos estaba.

Despierto sobre mi cama 

mirando al techo, donde colgaba 

la lámpara inerte que no alumbraba. 

Pensé en ella que lejos estaba.

Cerré los ojos para recordarla,

la mire a los ojos para hablarla.

La pregunté si en mi pensaba,

la pregunté si ella conmigo 

también soñaba.

No dijo nada, siguió callada, 

solo a la lluvia y al viento frio

yo, escuchaba.

Quizás, el olvido habría llegado 

con la distancia.

Quizás tan solo, tan solo ha sido 

algo que pasa 

y que se olvida cuando uno marcha

cuando se aleja en la distancia.

Quizás dormía, quizás soñaba,

gotas de lluvia y viento frío

golpean en mi ventana,

y yo no puedo soñar con ella,

hablar con ella decirle, cuanto

la extraño en la distancia.

Son los veranos que dejan huellas, 

huellas profundas cuando se marchan.