13 nov 2025

HABLANDO CON DAVID, 2025-XLIII

En ese mar donde duermen 
los sueños olvidados.
En esas aguas en las que se bañan 
tu pasado y mí pasado.
En ese mundo que fue un día el tuyo y mío.
Sí, en este mundo que ahora está 
para nosotros triste y ya casi perdido.

¡Ahí¡ te encuentro yo, y a ti te hablo, 
en futuro, en pasado y presente hijo mío.

Cuántos sueños quedaron olvidados, 
cuántos proyectos se convirtieron en humo.
Cuantas lágrimas cruzan y han cruzado 
los rostros arrugados
que tantas veces tú besaste
y tanto has querido.

El tiempo pasa lentamente
aunque las fechas llegan incesantes.
Tú hijo mío ya no estás, 
no estás conmigo, amor mío.

Te busco en todas partes
y aunque te veo al instante,
cuando intento abrazarte 
tú te has ido
y yo no puedo, no puedo 
ni he logrado alcanzarte.

Me siento en lo alto de un acantilado
y miro hacia el mar que está sereno 
y observo a través de sus aguas 
tranquilas y cristalinas 
por ver si yo te encuentro.

Una racha de brisa marina 
besa mi rostro avejentado y surcado 
por el paso del tiempo y el dolor, 
son surcos qué ahonda en mi rostro
las lágrimas que guardan tanto amor 
causadas por tu ausencia y el dolor.

La tarde va cayendo ya vuelven a dormir
gritonas gaviotas es hora de decirte
adiós cariño mío, duerme,
duerme feliz entre las olas.

Este día se ha ido y no me importa.
Mañana volveré hablar contigo, 
hablándole a las crestas de las olas.
David hijo mío, amor mío.


No hay comentarios: