20 nov 2025

HABLANDO CON DAVID, 2025-XLIV

 Hola David, hola amor mío.
Cómo te encuentras cariño 
en ese lugar ignoto, 
donde dicen que moran 
los que un día se fueron 
y nunca más, 
de ellos hemos sabido.

El viento, la lluvia, la nieve, el frío…
el dolor, la pena y desesperanza,
habitan en los corazones 
de los que lloran tu marcha. 

Tienen al dolor atenazando sus almas 
la pena aferrada en sus pechos 
nudos que cierran sus gargantas, 
arroyuelos permanentes salobres
que surcan sus tristes caras.

Desde el día en que partiste 
por ese incógnito camino 
en nosotros, aquellos 
que te quieren y te han querido 
se alojó la duda y el temor 
a que el correr del tiempo 
las penas y el dolor
se transformen en olvido.

Yo no dejo de buscarte, 
no dejo yo de llamarte 
pero hallarte no he podido.

Solo tengo la esperanza 
que puedo hablar contigo 
y tengo la confianza 
de que mis torpes palabras 
te llegan a ti amor mío.

Mis palabras emanan 
de mi corazón y mi alma. 
Contigo me comunico 
desde mis cinco sentidos.

Te hablo con las palabras, 
cuando pienso en ti hijo mío, 
te hablo con mi mirada 
que te busca en cualquier sitio, 
te hablo yo, con mis manos 
que recuerdan las caricias 
que te hicieron hijo mío 
y que yo, día a día las revivo.

Te hablo yo en mis sueños
cuando sueños yo contigo
te hablo yo cuándo estoy, 
a solas conmigo mismo,
te hablo yo cuando escucho 
en mi hogar
cualquier ruido o murmullo. 

Te extraño y te añoro 
no sabes cuánto, cuánto hijo mío. 
David te has ido, pero siempre 
estás conmigo.

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