Hoy
he vuelto de nuevo a tu hogar,
desde aquel día en que tú partiste
y tras ti se marchó la alegría
y su espacio ha sido ocupando
por llantos, por penas que han anidado
en los corazones que sufren, que lloran,
que gritan, que rabian, que mueren a solas
y la puerta tú no me la abriste
me la abrió el silencio que reina,
en tu casa desde que partiste,
Tu casa vacía en silencio, oscura y triste
tu casa que muere, que agoniza
te llamé, te busqué, mas tú no saliste.
Tú, ya habías partido, el silencio existe.
Recorrí todos los aposentos,
no te vi, no te pude a ti encontrar
pues tú allí no vives.
Tú tan solo existes en esos recuerdos
que atesoramos en los corazones
y que los usamos en tantas reuniones.
la alegría se marchó de casa,
se marchó ese día de desesperanza.
El ambiente lo llenó el silencio
y de él se escucha, su algarabía
por toda la casa.
Por
las mesas y el suelo ya sucio
se ven olvidadas, ajadas y rotas
muchas
ilusiones y su gran derrota,
y los sueños que un día soñaste
y que nunca jamás se cumplieron
se
amontonan en sucios rincones
sin
ningún consuelo.
el hogar que tú conociste,
el silencio en él reina e impera,
sobre las penas y el dolor
que un día sufriste.
Ese dolor y esas penas
que enquistan las almas.
Penas y dolor que nunca derrotas
ni jamás se les gana batalla alguna
Esos
rayos de luz que inundaban
de alegría todas las estancias,
hoy ya triste, vacías, opacas…
carentes de amor, llenas de tristezas
de frío helador y tan melancólicas.
Son rayos de sol privados de luz y calor
que alimentan las penas del alma,
hurgan
las heridas y por ellas sangran
y
muy poco a poco se nos va la vida.
Tu
hogar ha quedado en silencio
la tristeza es su compañera
desde
el mismo día en que tú te fueras
y
en mi pecho donde antes anidaba
el amor, la ilusión, la alegría,
se
abrió para siempre una gran herida
que
jamás se cierra
y por ella, se me va la ilusión y la vida.
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