Bahía de La herradura (Granada)
LA
GAVIOTA Y SU MAR
Observando
el mar tranquilo
que
ante mí se explayaba
vi
yo una gaviota sola
que
sobre las olas nadaba.
No sé bien cuál fue el
motivo,
ni
tampoco el porqué
que
llamo mi atención.
La
gaviota se mecía
en
la espuma de las olas
que
unas iban y otras venían,
más
ella nunca volaba,
ni
nunca intención hacia
de
seguir a sus congéneres,
que
volaban, se posaban,
chillaban
y debatían
por
cualquier trozo de nada
que
entre las olas flotara
y
representara para ellas la comida.
Mi
gaviota ajena,
se
mecía en las crestas de las olas
que
unas iban y otras venían
y
ella se dejaba transportar,
de
la mar hacia la orilla
y
de la orilla hacia el mar.
Pensé;
no pudiendo de ella
mi
vista nunca apartar,
pensé;
que debería estar herida
o
enferma de verdad.
Me
levante de mi silla
y
salí de mi sombrilla
para
poderla observar
yo
me acerque hasta la orilla
de
la mar que me esperaba
de
una manera tranquila
con
sus aguas serenadas.
Impaciente
yo esperaba
a que
el vaivén de las olas
mi
gaviota hasta mí la acercara.
Espere y espere en vano,
cual
enamorado espera
en
la esquina de una acera
a
que su amada aparezca.
Pero
el mar muy protector,
se
cambio de sereno a resaca
y
en vez de acércala a mí,
hasta
mí, la gaviota anhelada
se
la fue llevando lejos
de orilla mar adentro,
de orilla mar adentro,
sin
poder yo observarla
hasta perderla de vista.
hasta perderla de vista.
Volví
a mi silla y a mi sombrilla
e
intente yo buscarla
entre
las crestas de las olas,
envuelta
en espuma blanca,
mientras otras gaviotas,
volaban,
chillaban, nadaban
entre
penachos de espumas
buscando
lo que la mar les dejaba.
Mi
gaviota, quizás herida,
quizás
enferma, quizás cansada,
quizás desengañada de amor,
quizás desengañada de amor,
quizás
enamorada e ignorada,
no
lo sé, pero a mí
los quizás unos tras otros llegaban.
los quizás unos tras otros llegaban.
Nunca jamás lo sabré,
pues
la mar la protegió
con
sus olas de espumas blancas
alejándola
de la línea de la playa.
Me
gustaría encontrar para mí
tal
protección en mis momentos
de
calma, de desaliento y de horas bajas.
2 comentarios:
Hola Rodri: ¡Las poesías que has escrito este mes de Junio son hermosas. Las que escribiste el 13, día de tu Santo FUERON simplemente maravillosas! Este me recuerda a mi pobre gaviota que después de olvidarse de volar, el dolor y el desengaño, la hicieron volver a volar, a aprender a volar...
Gracias por enseñarme tanto. Tu gaviota volverá a ti.
Tu amiga aprendiz de poetisa
Eva
Hola Rodri:
¿Me permites publicar esta poesía tuya con la mía y otra más,que voy a escribir sobre las gaviotas, (la tuya, y la mía)en mi BLOC.? Claro esta, ira con tu nombre, como autor que eres de ella.
Esta linda poesía la leo y la leo y cada vez, la encuentro más bella.
Un gran abrazo de tu amiga,
Eva.
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