GAVIOTA IV (EL
FINAL)
Han pasado los
años, mi vista cansada,
mi cuerpo curvado, mis cabellos ralos,
mis manos temblosas,
mi rostro arrugado,
mis sueños de antaño ya casi olvidados,
pero cada día de
invierno, otoño,
primavera, verano yo vuelvo a mi playa,
la sigo buscando,
observo las crestas
de espumosas olas que siguen llegando,
miro hacia los cabos
de los altos palos
de algún velero que hay atracado,
detengo mi vista en los farallones
del acantilado.
La busco, la busco,
la sigo buscando.
Yo busco a mi gaviota que marchó hace años
y el pasar del
tiempo nunca ha borrado
en mi sus recuerdos de aquellos tiempos
que juntos pasamos, ni
mi amor por ella
no correspondido y muy añorado.
Y paso los días
buscando, las noches las paso,
llorando en silencio y a veces con ella soñando.
Y mi gaviota,
quizás ha encontrado
ese amor de ardiente fuego con el que ha soñado.
Yo en mi desespero
la sigo esperando,
y quizás no vuelva más yo, la sigo buscando.
Una tarde de
otoño, los barcos varados,
las redes al viento secando. El tiempo es malo,
la playa
vacía, las olas lavando la arena
y mis pies mojando, sentado en una barca
la
sigo esperando.
El susurro del mar
me ha amodorrado,
no hay ningún velero que este navegando,
tan solo olas y espuma
en los acantilados.
Y miro y miro
hacia cualquier lado
por ver si la veo, por ver si escucho
su grito añorado.
El día es muy
triste el cielo plomizo,
el mar alterado y una tenue brisa cargada
de invisible
lluvia mi cuerpo ha mojado.
Cansado de mirar,
decido dejarlo
y vuelvo a mi hogar, como cada día
desde hace años, vacio, abatido
muy solo, muy triste y desesperado.
Pienso que ella jamás volverá de nuevo a mi lado.
Vuelva
o no vuelva yo; la seguiré amando.
Cierro mis
ventanas, no quiero escucharlo,
no quiero escuchar mi mar enfadado.
Me siento a
leer a pasar el rato
las horas tan lentas de un día de otoño.
Un día melancólico,
un día, como tantos.
Creo que dormía,
quizás; estaba soñando
con mi gaviota, la añoro yo tanto.
Escucho que tocan en
el ventanal
que tiene mi cuarto. Pienso;
será el viento, quizás algún pájaro
que se ha despistado.
Más siguen insistiendo
cada vez más fuerte
tocando y tocando.
Despierto del
sueño que estaba soñado
y abro el ventanal que tiene mi cuarto.
Es mi gaviota
la que está llamando.
Es mi gaviota la que se ha posado
y está esperado a que
yo la reciba
con un tierno abrazo.
Y aquel mi sueño, mil veces soñado
se ha realizado.
Mil y una
pregunta la he formulado
y ella muy seria no me ha contestado.
La miro, la
acaricio y he observado,
que también por ella el tiempo ha pasado.
Después de unos
días tranquilos y calmados
me dice muy seria que el tiempo ha pasado
y solo
desea pasar su vida, su vida a mi lado.
No sé si
abrazarla, con mimo y cuidado,
no sé si arrojarla lejos de mi lado,
no sé lo
que haré, lo sigo pensando,
y esto yo lo pienso hace, hace varios años.
Lo pienso, lo sigo pensando.
Y mi gaviota sigue paseando
conmigo en mi playa y en mi mar volando.
Quizás nunca más,
se aleje; nunca más se aleje,
ella de mi lado.
ella de mi lado.
1 comentario:
Hola Rodri:
¡Preciosa!. ¡Simplemente preciosa!. Siempre te lo he dicho. Siempre te lo he dicho, la última supera a la anterior.
Sigue así, mi Poeta preferido Sigue por este camino. de sueños de ilusiones y has vivir a otros con tu lírica, HISTORIAS HERMOSAS.
Tu amiga de América,
Eva
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