... NO TAN IMPOSIBLE.
Han pasado los días
y aún tú estás en mi vida.
Eres para mí tan necesaria
como el aire que respiro,
como la luz del sol
en las horas de los días,
como el poder soñar
en mis noches tan oscuras.
Eres tan importante para mí,
como es la lluvia en primavera,
eres tú tan fiel a mí,
como las nieves primeras
que en otoño siempre llegan
a las montañas más altas
y en ellas por un gran tiempo
se quedan.
Si, tú estás en mí
y aunque yo te pidiera
que tú me dejaras,
que de mí te fueras.
Tú jamás te jamás te fuiste,
junto a mí has permanecido,
aunque yo, como bien sabe,
yo, no te mereciera.
Te dije; búscate un amor
que de verdad te quiera.
Búscate ese amor que te mereciera.
Olvídame pronto que yo no merezco
todos tus cariños, pasiones,
desvelos y sueños.
Te dije, te dije que mi corazón roto
se niega a amarte y aunque yo lo intento
no puedo forzarle a él que te ame
aunque sea un poco,
un poco; yo quisiera amarte.
Te pedí que tú me olvidases,
que tú no me quisieras,
como tú me quieres
y no es que tú me lo digas,
lo dicen tus ojos
que nunca me mienten,
lo dice tu boca
cuando a mí me habla,
lo dice tu cara
cuando yo te miro
a ti en las mañanas.
Han pasado los días
y sigues a mi lado,
mi casa está vacía
si no oigo tus pasos,
por las noches en ese
silencio tan denso
escucho, como tú respiras
y oigo en el silencio
cuando tú en tus sueños,
hablas o suspiras.
Yo por ti, no duermo.
Me acostumbré a ti
aunque no te lo diga,
lo que yo creí
que a ti me unía; era,
solo amistad, amor fraternal,
gratitud filial...
No, no era verdad,
lo que me decía,
yo también a mí,
a mí me mentía.
Te quiero, como nadie puede,
quererte jamás,
en esta y en otra vida.
No supe leer en mis sentimientos,
no supe escribir en mi corazón
el amor que siento.
Lo siento amor mío el no haber sabido
comprenderlo a tiempo
y el haber perdido de este nuestro amor,
tanto, tanto tiempo.
Y lo descubrí un día en la calle
que yo te vi hablando con un paseante,
sentí que eras mía y que te quería,
sentí que eras mía y yo tuyo era,
sentí que en mi alma había nacido,
nacido una nueva estrella.
Había germinado un amor sereno
y rogué a Dios que fuera eterno.
Tú, sí que supiste leer en mis sentimientos
y también supiste abrir en mi corazón
lo que estaba, encerrado y quieto.
1 comentario:
Hola querido amigo:
¡Por fin estoy por acá! La segunda parte de esta linda historia, me ha gustado mucho.
Por fin, el mozuelo, se dio cuenta,que el también la amaba.
(Cuando vio que la iba a perder)
¡Preciosa historia! La podrías escribir en prosa, o seguirla narrando en verso. ¿Que tal una tercera parte?
Yo siempre te lo he dicho.Y a veces te enfadas, ¡Eres maravilloso escritor!
Un abrazo Eva
Publicar un comentario